¿Por qué el diseño?

Porque no sabía hacer otra cosa.

Desde niño, siempre fui el que estaba dibujando en cualquier rincón, aunque fuera de forma obsesiva.

La proporción de un coche mal dibujado me volvía loco, pero no era solo eso. Era el placer de crear algo que tuviera sentido, algo que se sintiera bien en cada trazo.

¿Qué más iba a hacer con mi vida si no podía dejar de hacerlo? El diseño se apoderó de mí.

El trabajo que me enseñó a no rendirme

¿La universidad? No era para mí. Mi aula era la calle, las fábricas, las noches de turno. Mientras otros salían de sus casas a estudiar, yo me metía en hornos industriales para costearme mis estudios.

Y ahí fue cuando entendí que lo que se aprende en el trabajo duro no te lo enseña ninguna clase.

La vida me enseñó que el esfuerzo, al final, tiene recompensa.

La primera oportunidad: El logo que me hizo creer en mí mismo

El primer gran proyecto fue el logo de Mucy. ¿Sabes lo que es diseñar algo que va a ver todo el mundo y pensar: «esto es solo el principio»?

Eso me pasó. Ver algo que había nacido de mi cabeza, tomar forma y ser real… sentí que podía crear lo que quisiera.

Y eso fue solo el principio de lo que iba a venir.

El marketing digital: Donde la creatividad se encuentra con los resultados

De repente, el marketing digital llegó como un desafío más. Ya no solo estaba creando para impresionar, sino para construir resultados reales. SEO, embudos de conversión, ventas…

Mi creatividad pasó de ser solo algo visual a ser algo que conectaba y convertía. Y el reto se transformó en algo adictivo.

Convertir ideas en dinero, eso es lo que me enganchó.

Crear, pero con un propósito real

Hoy en día, lo que más me motiva es ver las ideas cobrar vida. Porque la magia no está solo en crear, sino en que esas ideas se conviertan en algo tangible, real y que genere resultados.

¿Y sabes lo mejor?

Ver cómo ese algo que creaste empieza a crecer.

Ahí es donde empieza el verdadero desafío.

Lo que realmente me mueve: Ver que las ideas se vuelven acción

A medida que avanzaba, me di cuenta de algo muy claro: no se trata solo de crear, se trata de crear con propósito. Cada proyecto debía estar alineado con algo más grande.

Generar valor real, conectar con la gente, que lo que hicieras tuviera un impacto.

Y no solo quiero que me vean, quiero que mi trabajo deje huella.

Como dijo Epicteto, “no es lo que te sucede, sino cómo respondes a ello lo que importa”. El verdadero poder está en la acción constante, en el enfoque, y en saber que cada paso dado se convierte en un resultado medible.

La clave está en empezar y seguir, hasta que lo hecho se vuelva irremediable.